El día de hoy, me topé con esta reflexión de Bauman y me quedó como anillo al dedo, debido a mis elucubraciones:
1. No sé lo que va a suceder (miedo al futuro)
2. Impotencia (por no lograr lo deseado)
3. Sentirse perdedor (desde ese momento uno pierde la confianza en sí mismo)
Y digo esto por el tema que me aqueja, me enloquece: LA TESIS. Sin embargo, nunca es tarde para recuperar el tiempo «perdido», sí, y lo pongo entre comillas porque ha sido una batalla conmigo misma bien cabrona. Sentimientos que no habían tenido cabida, el sentimiento del duelo apareció después de varios años, es decir, me estoy desintoxicando.
Una manera de enfrentarlo es pensando en lo que busco pero sin temer al fracaso, sino enfocarme en el proceso.
¿Seguimos dominados por la incertidumbre?
La incertidumbre es nuestro estado mental que está regido por ideas como “no sé lo que va a suceder”, “no puedo planificar un futuro”. El segundo sentimiento es el de impotencia, porque aun cuando sepamos qué es lo que debemos hacer, no estamos seguros de que eso vaya a ser efectivo: “no tengo los recursos, los medios”, “no tengo el poder suficiente para encarar el desafío”. El tercer elemento, que es el más dañino psicológicamente, es el que afecta la autoestima. Uno se siente un perdedor: “no puedo mantenerme a flote, me hundo”, “son los demás los exitosos”. En este estado anímico de inestabilidad, maníaco, esquizofrénico, el hombre está desesperado buscando una solución mágica. Uno se vuelve agresivo, brutal en la relación con los demás. Usamos los avances tecnológicos que, teóricamente deberían ayudarnos a extender nuestras fronteras, en sentido contrario. Los utilizamos para volvernos herméticos, para cerrarnos en lo que llamo “echo chambers”,un espacio donde lo único que se escucha son ecos de nuestras voces, o para encerrarnos en un “hall de los espejos” donde sólo se refleja nuestra propia imagen y nada más.